¿Quién definió que el agua es un derecho?
El agua es
un bien, un recurso y parte fundamental del desarrollo pleno de la vida en la
tierra. Se nos ha planteado la idea que todas las personas tienen “derecho al
agua” y ¿Por qué debemos tener derecho sobre el agua?, ¿Por qué pagar por el
agua? Hablar en estos tiempos de “derechos” es referirme a una privación de las
necesidades, una caracterización de deseos y determinación de diferenciar el
bien público del bien privado. Se ha planteado a los derechos humanos como una
regla o norma de aplicación fundamental e indelegable, pero ¿de qué derecho
hablamos cuando prevalecen deseos
particulares sobre el bien común? En El Salvador y como en el resto del mundo el
agua no es un derecho, es parte esencial del bien humano. El agua es patrimonio
mundial.
Al plantear
el agua como un derecho se podría entender que es un bien privado, ya no es un
bien público. Actualmente en El Salvador no está caracterizada el agua como un
Derecho Constitucional ni en una ley que fundamente mayor “respaldo”. ¿Pero
será suficiente que se logre especificar al “agua como un derecho en la Constitución
de la República del El Salvador” para tener un acceso básico al agua como bien
común al menos?, así como cuando se incluyó el reconocimiento de los pueblos
originarios al Artículo 63 de la Constitución de la República que agrega un
inciso según el cual: “El Salvador
reconoce a los Pueblos Indígenas y adoptará políticas a fin de mantener y
desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores y
espiritualidad”. Tengo mucho aprecio y respeto por los pueblos originarios
porque también llevo en mi sangre y esencia parte del origen, pero ¿cuánto se
ha logrado con la inclusión de este inciso? Dirán que debe ser “exigido” por
las personas de los pueblos originarios, pero lo están haciendo. Así como en el
tema de la juventud o juventudes, lo estamos haciendo y así como muchísimas
personas en comunidad están movilizándose respecto al “agua como un derecho”.
Para tener
resultados significativos respecto al agua, primero es de hacer un cambio
mental respecto al líquido. Plantearnos que no es un derecho sino un bien básico
y del bien común, un recurso indispensable para el desarrollo humano, social, económico,
biológico y hasta espiritual. Concretar que el agua no se puede negociar, solo
administrar para garantizar una distribución ordenada y regulada. Asegurar un
uso equitativo del líquido donde quien consuma más pagué según el consumo.
Racionalizar en el aparato gubernamental el uso del agua. Reconfigurar el
alcantarillado nacional. Ejecutar acciones para limpiar los ríos, lagos y
reservorios de agua, reconfiguración del ecosistema acuífero con planificación civil.
Educarnos más sobre la administración efectiva del agua en cada familia,
comunidad, empresa, institución y país, porque con una ley inaplicable no se
garantizará el alguna ni como derecho, bien o necesidad.
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