Mi historia como joven organizado
Foto: cuando pertenecía a la "ADESQUITO"
Hoy hablaré un poco de mí; en especial de mi
vida como joven organizado. Ser joven no se logra de un día al otro, estar
Organizado no se logra de la noche a la mañana, pero ser engendrado puede
lograrse en fracción de segundos o minutos. Todo es relativo. En cuestión a la
vida Organizativa Juvenil todo empieza por algo y todo puede concluir por nada,
parece una negación o contradicción, y es que la vida está llena de
contradicciones, aciertos, fracasos y triunfos, y mi vida como joven organizado
no es la excepción. Depende en particular del esfuerzo que se realice para
lograr los objetivos.
Cuando desconocía del término “Organización” terminé
siendo presidente de un grupo comunitario en mi cantón, conformado por niños,
niñas y adolescentes principalmente. Tenía apenas 11 años de edad cuando estaba
al frente de una “ADESQUITO” diminutivo de “ADESCO” que significa “Asociación
de Desarrollo Comunitario”. Coordinaba aparentemente un grupo cuando ni
siquiera podía decir mi nombre en público porque me daba tanta pena. Recuerdo
cuando construimos nuestro primer “Plan de Trabajo” aun lo tengo guardado como
un tesoro y del cual al leer sonrió de ver cuando se aprende en el camino.
Soy hijo de un hombre con destacado liderazgo
desde el conflicto armado y de una mujer con un potencial peculiar. Mi padre es
reconocido por su aporte a la comunidad, municipio y otros procesos
partidarios. Mi madre por su parte es una de las fundadoras de la primer Asociación
de Mujeres en San Rafael Cedros, una mujer que sigue aportando su vida al
desarrollo de las mujeres. Tengo grandes ejemplos para superarme y seguir
adelante. Mis hermanos, bueno, son mis hermanos. Ellos aún no pueden decir su
nombre en público.
Con el transcurso de los años he conocido muchas
personas con mayor talento y con una historia impresionante quienes me han
servido de mentores y mentoras, he aprendido principalmente lo bueno y de
quienes aún les estimo y tengo respeto, la mayoría son personas jóvenes. Sigo aprendiendo
de muchas personas, algunas de menos edad, y otras de mayor edad que mí.
Estar Organizado me ha permitido muchos
logros: hacer amistades, conocer personalidades de alto nivel político, hacer
escuchar mi voz, ganarme el respeto de muchas personas, conocer otros países,
estar en diversos puestos sociales y públicos, ser un poco más humano y empático,
desarrollar mi personalidad, ser reconocido no solo por mis amistades o
familia, pero principalmente a tener criterio propio. Tengo muchos objetivos y sueños, pero uno que trasciende más que mis emociones.
Foto: durante celebración del día de la niñez en San Rafael Cedros
Mis derrotas y fracasos las veo como parte de
mi vida y desarrollo, me hacen reconocer que soy humano y que no puedo hacerlo
todo, ni lograrlo todo, pero que si puedo superar y hacer mejor las cosas. No tengo
un sueldo, pero tengo las energías necesarias para entregar más que mi alma al
trabajo organizativo juvenil. Hay muchas personas que me ven y saludan, pero pocas conocen mi historia, mi
verdadera historia.
Mis hazañas: dormir en hoteles de alto
prestigio internacional, en el suelo con montón de pulgas, aguantar sol,
lluvia, frío, caídas, baños con ducha caliente, sudadas por correr, llegar
tarde a una reunión, desvelarme por la organización, callarme ante funcionarios
con mayor poder, ser humillado, alagado, reconocido, odiado, admirado, envidiado,
comer platos exóticos en platos de porcelana y cubiertos de plata, comer en
desechables, pan con huevo, café tipo agua de cangrejo, aguantar hambre, no
tener para el pasaje, viajar en avión, organizar eventos, participar en eventos,
escuchar a las personas, saludar al Presidente de la República, convivir con personas
de mi comunidad, llorar, reír, tirar la toalla, ofender, pedir disculpas, ser paciente,
presumir, vestirme de payaso para hacer reír y hacer reír por decir una tontería,
apoyar a alguien aunque me quede sin el
pasaje, recibir sobornos, extorsiones,
amenazas, escuchar palabras de ánimo, ser protagonista, ser espectador,
convivir con personalidades, vivir como joven, escribir no solo mi historia (...).
Yo no puedo contar toda mi historia como
joven organizado, pero sí puedo decir una cosa: <<Ahora puedo decir mi
nombre en público>>.
Foto: pensando en si me tocará decir mi nombre en publico.
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