¿Acuerdos de paz o anhelos de paz?



La población salvadoreña en planos generales consideran la paz como un derecho inalcanzable en El Salvador. Yo no viví el conflicto armado, nací en tiempo de posguerra, en el año que se firmó los "Acuerdos de paz" en 1992. A pleno 2017 se celebran 25 años de dicho evento y me pregunto: ¿Son acuerdos de paz o anhelos de paz?  ¿Quien o quienes determinaron en esencia los "acuerdos" y porque hasta el día de hoy los verdaderos protagonistas siguen pensando en la paz? Tengo muchas preguntas más que respuestas.

Determinar la paz en nuestro contexto actual es risible, tengo 24 años de edad, edad la cual muchos de mis amigos, amigas y conocidos no han tenido la dicha de cumplir en El Salvador por el hecho de haber fallecido o migrado. Ser joven en mi país no es una bendición pero sigo aquí emprendiendo y haciendo una diferencia personal y social. Yo hago mi parte para lograr la paz. Es difícil la construcción de un acuerdo el cual solo se conoce en una materia de clases o relatos de personas.  

La consolidación de un proceso de tal envergadura debe integrar una apuesta de participación ciudadana inmensa para que la sociedad se sienta parte del proceso y tenga identidad del mismo. Pero este "acuerdo" o los "acuerdos" de paz no incluyeron el patrón social ni la lógica de reconstrucción del tejido social el cual hoy en día esta sangrando constantemente por la delincuencia, asesinatos, secuestro, corrupción e impunidad jurídica.

¿Cuál paz? ¿Cuál democracia? La Paz es para los poderosos,  la élite económica y política del país y para las potencias que con todo su poder y riquezas crean guerras como juegos de ajedrez. ¿La democracia actual es suficiente para avanzar en participación política,  social y cultural?  Somos gobernados por los partidos políticos que protagonizaron la guerra y muchos dirigentes son actores materiales e intelectuales de asesinatos, masacres y crímenes que se saben con nombre y apellido y siguen plasmados en libros para llenar páginas de historia.

No existe una paz completa, vivimos una paz parcializada, polarizada, politizada y hasta lucrativa para elecciones publicas, medios de comunicación y grupo de poder económicos.  Mientras existan: casos de corrupción publica por ex presidentes, desfalco estatal por funcionarios públicos, malversación de fondos por organismos internacionales, evasión de impuestos por empresas, secuestros y desapariciones por grupos paramilitares, trata de menores por artistas de televisión, extorsión por grupos de pandillas y patronos,  subempleo y explotación laboral en empresas, violencia psicológica por medios amarillistas, abuso de poder y discriminación a mujeres, trans, gays y lesbianas, limitada educación, salud precaria y dedil seguridad. 

Paz para los poderosos que ya no viven en El Salvador. Nos quieren hacer creer que vivimos en un ambiente de seguridad cuando no es así.  Para hablar de paz debe garantizarse aspectos básicos para la población como: alimentación,  vivienda, salud, seguridad, educación y respeto a las diferencias políticas,  económicas, culturales, religiosas, demográficas y sexuales. El discurso público es que "las nuevas generaciones" o la "generación de la paz" debemos seguir el modelo para la construcción de la paz: siento que es un discurso vacío porque no nos enseñaron la esencia del conflicto el cual fue realizado por los agricultores y campesinos contra un modelo perverso de la burguesía salvadoreña.  Nos quieren meter la idea de la paz cuando no hay paz en El Salvador por el simple hecho que tenemos una herencia de caos centralizado en la delincuencia fortalecida por los intereses de los mismos de siempre: la burgesía de los mas poderosos de El Salvador "los dueños de El Salvador". 

La juventud salvadoreña entre los 19 a 29 años no se siente protagonista; mejor dicho no nos sentimos protagonistas de un evento el cual solo conocemos por relato o escuela. Me atrevo a decir que buena parte de la población salvadoreña  no se siente protagonista por el simple hecho que no lo fueron y la firma de los acuerdos de paz es la mayor justificante para convertir a un grupo guerrillero en una máquina electoral y negociar los derechos de la población salvadoreña con la burguesía salvadoreña que le interesa el dinero sobre cualquier vida o país. La paz no se puede negociar, es un aspecto que debe ser un proceso pragmático, es decir; desechar lo que no sirve y mantener y o fortalecer lo que da resultado.  

¿pensar en una nueva paz? 


No tengo las respuestas.  Simplemente concluyó expresando que no podemos tener resultados diferentes si se sigue las mismas prácticas.

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