Esclavitud en pleno siglo XXI



Hablar de  esclavitud en pleno siglo XXI es bastante fuerte, si, fuerte para quien no lo identifica, ya que esta matizado por elementos como: leyes laborales, trabajo voluntario, trabajo formal y trabajo informal. Cualquiera dirá que la esclavitud es pensar en personas provenientes de continentes explotados y oprimidos que los transportan en embarcaciones, encadenados y en condiciones deplorables, si bien es cierto la esclavitud es antiquísima y ha sido necesaria para la perduración de imperios, potencias, países y regiones que actualmente están en decadencia.

Actualmente se promulgan los Derechos Humanos como estandarte de justicia, cuestiones que antes no se concebían con ímpetu. Ocurre entonces que la esclavitud ha mutado debido a  la implementación de los “Derechos Humanos Universales” que dan garantías generales a quienes emplacen la esclavitud moderna como lo es las grandes empresas nacionales, internacionales y multinacionales. Claro, de esta esclavitud no se escapan los Gobiernos de determinados países como El Salvador.  

Los tipos de esclavitud moderna o del siglo XXI son: El trabajo en condiciones de servidumbre, El trabajo forzoso, Las peores formas de trabajo infantil, La explotación sexual de niños y de niñas con fines comerciales, La Trata, El matrimonio precoz y el matrimonio forzado, La esclavitud tradicional o "propiedad personal" principalmente. Esto indica claramente cuan efectivos son los derechos humanos, ya que en ocasiones son parte de la lógica con la que funciona el sistema.

Un elemento transversal que ha beneficiado actualmente la “Esclavitud moderna” es la implementación del sistema de la “Globalización” y la expansión de las “Tecnologías” como mecanismo de difusión para adoctrinar y naturalizar las esclavitudes del siglo XXI, porque son más de un tipo. Un ejemplo notorio son las cadenas de supermercados que tienen miles de empleados cumpliendo una función específica, empaquetando, cobrando, cargando y limpiando, muchos de ellos y ellas sin una remuneración justa, acorde a su nivel educativo y capacidad física. Es ahí entonces cuando hablo de “esclavitud en pleno siglo XXI” cuando el trabajo que se ejerce no es recompensado según el nivel de vida. Cuando se priva del derecho a la Organización Sindical; principalmente en una Institución de Gobierno como lo es en el sistema policial y militar.

Con la globalización se ha fortalecido un modelo de esclavitud con preponderancia en la explotación económica, psicológica, física y moral de la persona. Donde el sistema económico se lucra de las energías, pensamiento y necesidad de la mayoría de las personas. Por el lado de la tecnología las grandes marcas o empresas se encargan de esclavizar por medio de reglas económicas y políticas como: uso de tecnología, el protocolo, la diplomacia y las relaciones de poder, generando crisis humanitaria, desplazamientos evidentes, migraciones, narcotráfico y corrupción en diversos niveles públicos y privados.  Esto no es totalmente funcional sin personas esclavizadoras: Gobernantes, empresarios, personalidades, y sin esclavizados; clase trabajadora en su mayoría.


Creer que no se es esclavo en pleno siglo XXI es como negar el avance de la tecnología en nuestra era. ¿Un trabajo rutinario de 8:00 am a 4:00 pm, que te haga pensar en angustia por entrar y en delirio por salir podría considerarse esclavitud? Más si la remuneración que se recibe va destinada a pagar deudas, agua, luz, internet, etc, y a la quincena no tengas para suplir las necesidades secundarias, entonces se puede considerar esclavitud moderna. Trabajar para sobrevivir en vez de trabajar para vivir. Es inhóspito dar recomendaciones sobre como abolir la esclavitud moderna, de hecho es necesaria en la lógica del sistema y el comportamiento psicosocial de la especie humana. 

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